En el ámbito deportivo, las lesiones no son solo una cuestión física. Si bien el trabajo de los servicios médicos (médicos, fisioterapeutas y demás profesionales de la salud) está centrado en recuperar la función del cuerpo, es fundamental no olvidar que detrás de cada deportista hay una persona, y esa persona está atravesando un proceso emocional complejo.
Una lesión, por leve que sea, representa una ruptura con la normalidad del deportista. Se interrumpe la rutina de entrenamientos, la competencia, la conexión con el equipo y, en muchos casos, el sentido de identidad personal. Esto genera incertidumbre, frustración, ansiedad, miedo a no recuperar el nivel anterior o incluso a perder la posición en el equipo. Por eso, la recuperación física debe ir acompañada de un enfoque mental que promueva una verdadera recuperación integral.
Los servicios médicos de un club no pueden ver al deportista solo como un cuerpo que necesita sanar. Deben verlo como un ser humano que también necesita apoyo emocional y mental. Aquí es donde el coaching deportivo y el entrenamiento mental tienen un papel fundamental. Acompañar al deportista desde un enfoque más humano, donde pueda expresar sus miedos, procesar la lesión y mantener la motivación, favorece tanto su bienestar como su recuperación.
Un entorno de atención médica que valida las emociones del deportista, que escucha y comprende, es tan terapéutico como cualquier tratamiento físico. Además, cuando el cuerpo sana pero la mente sigue bloqueada por el miedo a recaer, la inseguridad o la presión externa, el rendimiento no podrá volver a su nivel óptimo. La confianza, la resiliencia y la claridad mental son tan necesarias como la fuerza muscular o la movilidad articular.
Los servicios médicos de los grandes clubes apuestan por un modelo integral de atención a sus lesionados y están no solo cuidando mejor a sus deportistas, sino también promoviendo un rendimiento más sostenible a largo plazo.
Recordemos que los deportistas no son máquinas. Son personas con emociones, pensamientos y sueños. Y cuando están lesionados, necesitan ser tratados como tales. Apostar por su recuperación mental es apostar por su salud, su carrera y, sobre todo, por su humanidad.
Imaginemos un futbolista profesional que sufre una rotura de ligamentos. Su tratamiento incluirá cirugías, fisioterapia y meses de rehabilitación física. Pero también estará lidiando con pensamientos como “¿volveré a ser el mismo?”, “¿perderé mi lugar en el equipo?”. En estos casos, el apoyo mental puede marcar una gran diferencia.
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