APRENDER DE LOS ERRORES

 

En la vida lo más importante no es hacer todo perfecto. No somos máquina, somos humanos. Por tanto, creo que es más inteligente el poder aprender de nuestros errores. Se dice que “rectificar es de sabios” y esto es precisamente lo que nos hace grandes como personas.

Es más, el poder utilizar todo lo que nos sucede como aprendizaje, hace que no nos centremos únicamente en el resultado, ni en lo que está bien o mal. Aquí, la clave es seguir creciendo y evolucionando para poder ser mejores profesionales y mejores personas.

En los Juegos Olímpicos de Rio 2016 hemos tenido todo tipo de ejemplos deportivos y antideportivos. Desde mi punto de visto, ha habido muchos más gestos positivos que negativos, pero los medios de comunicación y la sociedad tiende a destacar más los actos negativos, no para corregirlos como decíamos anteriormente sino porque son más mediáticos.

Entre los gestos deportivos hay que destacar el de la atleta neozelandesa Nikki Hamblin y la estadounidense Abbey D’Agostino que en las series olímpicas de 5.000 metros fueron noticia en todos los medios y redes sociales. Hamblin tropezó e hizo que cayese al suelo con D’Agostino y después de unos momentos de dolor en el suelo, D’Agostino ayudó a su rival a incorporarse y le dijo: «Continúa, estos son los Juegos Olímpicos, tenemos que terminar”. Acabaron las dos la prueba y al ver el gesto deportivo, los jueces recalificaron a las dos atletas para la final.

Cuando se hacen las cosas bien, la vida te suele premiar y tú creces y te conviertes en mejor persona.

Uno de los gestos antideportivos de estas olimpiadas que hemos podido presenciar ha sido el que protagonizó el judoca egipcio Islam El-Shehabi con el israelí Or Sasson. El-Shehabi negó el saludo a su rival tras la pelea, pese a que Or Sasson le tendió la mano en repetidas ocasiones. Este gesto ha hecho que el egipcio fuera expulsado por el Comité Olímpico Internacional, y lo peor de todo para el deportista, que haya sido señalado como un deportista que no cumple con el “espíritu olímpico”.

Otro gesto antideportivo ocurrió en la final de los 10 kilómetros en aguas abiertas. Después de años de preparación y muchas ilusiones puestas en esa prueba, la nadadora francesa Aurélie Müller tuvo una actitud antideportiva y se quedó sin medalla en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, incluso quedando segunda en la prueba. La nadadora francesa luchaba con la italiana Rachele Bruni por la segunda posición. Las dos nadadoras tenían asegurada la medalla ya que la cuarta competidora estaba a mucha distancia. Y cuando tenían que llegar, Müller agarró a Bruni y la hundió para tocar la meta por encima de la italiana para quedar segunda.

Después de esta acción, los jueces vieron las imágenes y descalificaron a Müller quedándose sin medalla. Lo que podía haber sido una fiesta, se convirtió el algo muy decepcionante para la francesa. Es muy duro quedarse sin medalla por una acción como esta, pero posiblemente si se aprende del error, es posible que la nadadora pueda crecer, mejorar como persona y tener una nueva oportunidad de corregir dicha acción.

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