El mito de Drazen Petrovic

 

El mito de Drazen Petrovic está todavía vivo después de 25 años desde su muerte. Un 7 de junio de 1993 perdió su vida en un accidente de tráfico mientras dormía en el asiento del copiloto. Un final muy triste para uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia.

Además del fútbol, que es mi pasión, tengo que confesar que siento un amor profundo por el baloncesto. Y una de las razones es Drazen Petrovic. Cuando le veía jugar por la televisión me quedaba hipnotizado. Todos recordaremos para siempre aquella final de la Recopa de Europa en 1989 ante el Snaidero Caserta donde Drazen anotó 62 puntos (12 de 14 en tiros de dos, 8 de 16 en triples y 14 de 15 en tiros libres). En ese partido parecía que no iba a fallar cuando la pelota salía de sus manos. Es cierto que le costó su amistad con Fernando Martín, y que podía haber jugado más en equipo en ese partido, pero el partido quedará para siempre.

Pero cuando tuve la fortuna de verle en directo me quedé más asombrado todavía. Si podemos hacer una comparación con el fútbol me atrevería a decir que Petrovic se movía en el campo como lo hace ahora Messi. Era algo diferente. Leía en la prensa algo que vi en directo, y era el guiño que tuvieron los seguidores de la Demencia del Estudiantes coreando: «¡Sí, sí, sí! ¡Me mola Petrovic!«. Cuando los seguidores más radicales del equipo contrario cantan esto en favor de un adversario sería porque era diferente.

En Europa en esa época era el número 1, y aunque en la NBA no terminó de consagrase como una super estrella, tuvo momentos brillantes. Lo que si nos queda era su dedicación y amor por el baloncesto. Se cuenta que era capaz de quedarse después de los entrenamientos a lanzar cientos de tiros a canasta (tiros libres, de 2, triples). Si se aburría en casa o estaba preocupado, se iba al pabellón a tirar otros cientos de tiros. Por tanto, Drazen tenía mucho talento, pero también muchísimo trabajo.

En ocasiones cuando se le recuerda le sacan provocando al rival o a la afición contraria, pero creo que en el fondo no era tan rebelde como aparentaba. Fue uno de los primeros jugadores de baloncesto en Europa que le patrocinaba una marca de zapatillas y el que abrió la puerta a todos los jugadores europeos a la NBA. El mito de Drazen Petrovic sigue vivo.