A todas las personas que preguntes te dirán que en la vida prefieren evitar los problemas, no tener que lidiar con situaciones complicadas. Pero los problemas son beneficiosos.

Un problema según la Real Academia Española es una “cuestión que se trata de aclarar”, “conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin”, “disgusto o preocupación”.

Pero creo que lo importante es la forma en cómo afrontamos las situaciones difíciles y como gestionamos los problemas.

Estoy convencido de algo y es que si en la vida, en el trabajo o en el deporte no tienes dificultades o problemas, seguramente te estanques y no crezcas ni mejores. No estoy diciendo que haya que buscar problemas de debajo de las piedras o donde no los hay. Sino que lo que hay que hacer es afrontar lo que nos sucede cada día con una actitud proactiva y resolutiva. A cada problema que surge cada día, hay que darle una solución concreta. Y si no tiene solución o no está en tu mano o no depende de ti al 100% no tienes que preocuparte en exceso.

Si un entrenador o un deportista tiene un problema, una dificultad o está en crisis, lo tiene que empezar a ver como una oportunidad. Gracias a esta situación, si logra sobreponerse a ella mejorará y se convertirán en una persona y en un profesional más completo. Por eso digo que los problemas son beneficiosos. Porque cuando lo superas eres más completo, más fuerte y con más experiencia para superar lo que la vida te ofrece.

Albert Einstein lo tenía claro cuando hablaba de la crisis o cómo afrontar los problemas. Suscribo sus palabras al 100%: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Cambia la actitud a la hora de afrontar una crisis, un problema o una dificultad y recuerda que los problemas son beneficiosos si os sabes gestionar y afrontar.