La maratón de su vida

 

Hay personas que viven la vida como si fuese una carrera breve de velocidad, no piensan y van a toda prisa. Otras personas van más despacio. La maratón de su vida consiste en ir poco a poco, paso a paso, partido a partido como se suele decir ahora en el mundo del deporte.

Es cierto que en muchas ocasiones se tiene que tomar una decisión rápida y no queda más remedio, pero como decíamos antes la vida se parece más a una maratón, donde se sabe que la preparación previa y el entrenamiento, la capacidad física para superar los 42 kilómetros y 195 metros y sobre todo la fortaleza mental para aguantar cuando ya no te queda ni una gota de energía es fundamental.

Hace unos días se cumplía el aniversario del oro y la plata en los Mundiales de Maratón de Atenas en 1997. En dicho Mundial Abel Antón consiguió el oro y Martín Fiz fue la plata.

Voy a hablar del segundo y como consiguió hacerse nombre en el mundo del atletismo y concretamente en una de las prueba más difíciles y sacrificadas del atletismo como es la maratón.

Martín Fiz es natural de Vitoria. Cuando empezó a correr, compaginaba el atletismo con diferentes trabajos para llevar dinero a su casa. Pronto sus entrenadores le dijeron que si se lo tomaba en serio podría llegar lejos.

Empezó destacando en pruebas de Cross (de campo a través) siendo campeón de España en dos ocasiones (1990 y 1992). Una de sus mejores decisiones sería pasarse a la prueba de maratón, donde en su primera carrera en 1993, en Helsinki, obtuvo la victoria.

A Martín hay que darle las gracias, no solamente por sus éxitos (Campeón en los Europeos de Helsinki en 1994, Campeón del Mundo en los Mundiales de Gotemburgo en 1995, cuarto en las Olimpiadas de Atlanta 1996, medalla de plata en los Mundiales de Atenas en 1997, sexto en las Olimpiadas de Sidney 2000), sino sobre todo por ser un pionero en su país en esta disciplina ya que pasó del cross y el medio fondo a esta prueba de larga distancia. Esto hizo que otros atletas como el propio Abel Antón imitase el proceso y España fue en la década de los 90 una potencia mundial por encima de los invencibles atletas africanos.

A Martín Fiz siempre le quedará la espinita de no haber sido medallista olímpico, y estuvo muy cerca. Pero creo que la maratón de su vida no fue correr en ninguna olimpiada, sino haber sido un ejemplo de persona y deportista y haber dejado un gran legado para los jóvenes y los deportistas. Eso es mucho más grande que una medalla de oro olímpica. La maratón de su vida es un ejemplo para todos nosostros.