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05 Dic 2020 11:12:31 am

Paz interior

Paz interior

 

No hay mejor sensación que sentir paz interior en tu día a día. En la vida en general y en el mundo del deporte en particular se habla muchas veces que la mejor sensación es la de ganar, la del triunfo. Y, estando de acuerdo en que el sabor de la victoria suele ser muy dulce, vuelvo a repetir que sentirse interiormente en paz, tranquilo y sereno no tiene comparación.

Durante mis años de trabajo en el deporte, vengo observando que muchos deportistas no son capaces de disfrutar el momento y se preocupan demasiado del pasado y/o del futuro. Cuando son juveniles se preocupan de ser profesionales, cuando son profesionales se preocupan de ser importantes en sus equipos o destacar individualmente, cuando son importantes se preocupan de firmar un gran contrato profesional y cuando firman dicho contrato se preocupan de que su carrera deportiva no finalice y se pueda alargar lo máximo posible.

Cuando todo esto acaba para el deportista, se da cuenta de que no ha aprovechado o dsifrutado de su carrera deportiva, que no ha vivido intensamente cada entrenamiento, cada convocatoria, cada viaje con su equipo o cada partido de competición. Se da cuenta de que todo ha acabado y que ya no puede recuperarlo.

Y probablemente le suceda lo anterior porque no ha sido capaz de detenerse, ver lo que realmente es lo importante (conocerse a uno mismo, dar el máximo de uno mismo y disfrutar de la vida) y tener esa tranquilidad y paz interior necesaria para ver las cosas con perspectiva.

Cuando un deportista tiene paz interior, es capaz de darse cuenta de matices que pueden inclinar la balanza hacia su lado. Un deportista equilibrado aprovecha cada entrenamiento para mejorar y para disfrutar. Es capaz de no venirse abajo por un mal entrenamiento, por un comentario negativo hacia él o por una simple lesión que le apartará de los terrenos de juego.

Además, cuando el deportista siente esa paz interior, su nivel de rendimiento aumenta ya que afronta la competición con la actitud idónea. Esto es, el deportista es capaz de tener, por un lado, la mente calmada (está tranquilo) y por otro, la atención focalizada (está concentrado y enfocado en la propia acción).

Un deportista con talento y físicamente preparado, da un paso de gigante cuando su gestión mental y emocional es la adecuada. De esta forma el deportista añade a su talento y preparación el ingrediente secreto: su paz interior.