El otro día en una conferencia en un Conservatorio Profesional de Música hablaba de los retos deportivos y lo diferente que era la manera de afrontarlos. Les hablaba sobre la manera de gestionar tanto una actuación deportiva como una actuación musical.

En este ejemplo comentaba que había dos opciones ante un reto: tomárselo como algo divertido que te prueba hasta donde puedes llegar o tomárselo como una carga, algo donde se sufre y se pasa mal.

Es evidente que tanto un reto deportivo como un reto musical va a producir incertidumbre, cansancio y agotamiento. Pero como decía una madre, los hábitos que se generan con la práctica y el entrenamiento, así como la recompensa a largo plazo, hacen forjar en los niños y jóvenes unos valores positivos para el deporte, la música y la propia vida.

En esta sociedad donde prima la recompensa inmediata, fácil y sin esfuerzo, contrasta mucho esta filosofía del esfuerzo y el trabajo constante y diario.

Pero volviendo a la forma de afrontar los retos deportivos, lo realmente importante es cómo se gestione a nivel emocional. He experimentado a lo largo de los años como deportistas de todas las disciplinas deportivas realizaban de manera perfecta su ejecución en los entrenamientos y luego en la competición parecía que estaba participando otra persona totalmente diferente. Una de las explicaciones está en la forma en que afrontan dichos retos deportivos.

Cuando un deportista afronta la competición como algo negativo, donde hay que demostrar lo que vales, te van a evaluar y no se puede fallar, la presión es tan grande que afecta directamente al rendimiento. Cuando la cabeza del deportista empieza a pensar demasiado, la confianza y la seguridad disminuyen, la toma de decisiones es incorrecta y por lo tanto el resultado es bajo o negativo.

Sin embargo, cuando afrontas la competición como algo positivo, donde vas a exponer lo que has entrenado durante tanto tiempo, sabiendo que únicamente hay que dar tu máximo con concentración y calma, y disfrutar del momento, la historia cambia. Ya no te preocupas tanto del exterior y de la evaluación de los demás, sino que te centras en tu ejecución y en disfrutar del momento presente. De esta forma la cabeza deja de pensar y fluye.

Los retos deportivos y musicales pueden servir para ser mejores deportistas y músicos, pero también ayudan a prepararnos para la vida. No todos serán profesionales de la música o del deporte, pero estas experiencias servirán para futuros retos en la vida.