Antes de definir qué es fluir, voy a relatar varias experiencias de deportistas. La primera de ellas es de un corredor:

“Sentía que lo controlaba todo de verdad, me sentía fantástico todo el tiempo, y no sentía el dolor que normalmente debería sentir en una carrera así. Simplemente disfruté realmente de la experiencia de correr, y de verdad hice, probablemente, la carrera más exitosa de toda mi vida…No fue tan dolorosa como las otras. Sentía que dominaba la situación, me sentía muy fuerte. Era capaz de correr como lo había planeado…(…) Me sentí grandioso todo el tiempo.»

Un piloto de automovilismo describe lo que es para él esa sensación de fluencia:

“Pasas de todo lo demás y simplemente te concentras. Te olvidas del resto del mundo y te vuelves parte del coche y de la pista. Es una sesación muy especial. Estás completamente fuera de este mundo y totalmente en él. ¡No hay nada comparable!»

Un entrenador de fútbol me comentaba hace poco lo que sentía en estos casos:

“Es como si todo desapareciera, mis ojos solo enfocan el campo de fútbol y las piezas, que son los jugadores. No escucho ni al público ni a los que tengo alrededor. Entonces comienzo a verlo todo muy claro, me siento seguro y anticipo lo que va a pasar. Es una sensación muy agradable”

Por último un futbolista profesional me decía:

“Cuando salgo al campo y estoy enchufado, noto que estoy en sintonía con mi equipo. Empiezo a confiar en mí y en mis compañeros. Empiezo a pedir la pelota y tenerlo todo bajo control. No pienso en fallar o en la responsabilidad que tengo. Lo único que hago es disfrutar como cuando era niño”

Por tanto, ¿cómo podríamos definir la “fluencia” o qué es “fluir”?

Jackson, en su libro “Fluir en el deporte”, señala que la fluencia es

“un estado de conciencia en el que uno llega a estar totalmente absorbido por lo que está haciendo, hasta alcanzar la exclusión de todo otro pensamiento o emoción. (…) es una experiencia armoniosa donde mente y cuerpo trabajan juntos sin esfuerzo, dejándole a la persona la sensación de que algo especial ha ocurrido. (…) La fluencia transporta las experiencias de lo ordinario a lo óptimo, y es en esos momentos cuando nos sentimos verdaderamente vivos y en sintonía con lo que estamos haciendo”.

Estar fluyendo es algo muy enriquecedor para el deportista o el entrenador ya que es una forma de sentirnos conectados a nuestros impulsos internos y a nuestra identidad.

Cuando hacemos algo que amamos y entramos en ese estado de concentración y calma, nos volvemos decididos, vivimos el momento presente. Damos lo mejor de nosotros mismos y disfrutamos de lo que estamos haciendo. Incluso nuestra fisiología cambia radicalmente: respiramos de forma acompasada, estamos con una actitud activa e incluso dibujamos una sonrisa en nuestra cara.