Una de las cosas que está relacionado con el éxito es la paciencia. Desafortunadamente vivimos en unos tiempos en los que la paciencia es algo, por un lado “difícil” y por otro incluso algo que está “mal visto”.

Los jóvenes y los menos jóvenes quieren las cosas rápidamente, de inmediato. Tiene una explicación científica y que las grandes empresas, la industria y el marketing lo tienen muy bien estudiado, ya que la satisfacción inmediata de obtener algo genera dopamina. Sin embargo es una gratificación instantánea que genera querer más y más y donde nunca encontrarás la verdadera felicidad.

Sin embargo, la oxitocina se genera cuando las personas tienen paciencia. Está relacionada con la paz interior, con saber quién eres y tu propósito en la vida.

Según la R.A.E. (Real Academia Española) la paciencia es la “facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho”. Está relacionado con la “capacidad de soportar algo sin alterarse”. Y esto precisamente es un valor muy importante en la vida y en el deporte.

Cuando un deportista tiene este valor, es capaz de esperar y perseverar con calma. Es evidente que no es fácil y que tanto en el día a día como a largo plazo hay momentos en los que se puede perder la calma. La clave es saber esperar, tener claro que hay que seguir trabajando y que esa espera traerá sus frutos.

Igual que los niños esperan al día de su cumpleaños, la embarazada los nueve meses hasta que nace su bebé o el agricultor espera al momento justo de la cosecha, los deportistas deberían ser pacientes.

Una de las razones por las que se fracasa en el deporte es por la impaciencia. Esta hace que se tomen malas decisiones y lleva al deportista, al entrenador o al directivo a confundirse o precipitarse y fracasar.

Además, cuando alguien consigue algo rápidamente, no se suele valorar tanto o no se vive de la misma forma. No estoy diciendo que no sea bueno alcanzar el “éxito” de forma rápida o a la primera, sin que con frecuencia el tiempo agrega valor a un logro.

Cuando alguien recibe una herencia de una cuantiosa cantidad de dinero de manera repentina, es habitual que no lo sepa gestionarla adecuadamente o que no lo valore tanto como si fuese un dinero amasado por su trabajo a lo largo del tiempo.

Si eres joven, ten paciencia. Si eres ya adulto, ten también paciencia.