Gestionar el error

 

Gestionar el error es algo que puede darte el éxito o el fracaso en lo que hagas, ya sea en tu día a día, en tu trabajo o en el deporte.

Parece que a la mayoría nos han enseñado que el error es malo, que no se puede fallar porque denota que no lo estás haciendo bien, que no vales para eso o que no das el nivel. Pero estas ideas son únicamente una percepción falsa de lo que es realmente el error.

Si buscamos la definición de error en la Real Academia Española, nos dice que es una “acción desacertada o equivocada; cosa hecha erradamente”. Aquí únicamente nos habla de que se ha hecho algo de manera equivocada, que no has acertado.

Si observamos la primera acepción del Diccionario de la RAE, te dice que el error es un “concepto equivocado o juicio falso”.

Y precisamente creo que cuando un jugador en el deporte falla y no sabe gestionarlo, es precisamente porque él mismo está equivocado en la interpretación del propio error. No sabe afrontar el fallo porque hace un juicio equivocado de lo que realmente es.

El error es simplemente algo natural. Todo el mundo falla. Cuando un jugador joven me comenta que le da miedo el error o que no puede fallar, la siguiente pregunta que le hago es: Dime tres jugadores que jueguen en tu posición y que sean muy buenos o referentes para ti. Y la siguiente pregunta es: ¿Esos jugadores que son los mejores del mundo, alguna vez fallan?

Su respuesta es siempre que sí fallan a veces. Por tanto, si ese jugador “top” falla, ¿cómo no vas a fallar tú? Gracias a esta toma de consciencia, empiezan a ver el fallo como algo que sucede en el día a día. Pocos jugadores acaban un partido con un 100% de efectividad en el pase. Hasta los mejores fallan.

Lo realmente importante es qué hacer con ese error. Gestionar el error es fuente de aprendizaje y de crecimiento. Cuando un jugador falla se está poniendo al límite, está viendo hasta dónde puede llegar y qué puede mejorar.

El fallo nos hace humanos y a la vez nos hace mejores, si somos capaces de detectarlo, aprender de él y gestionarlo para así poder crecer y avanzar en cualquier faceta de nuestra vida.

Un bebé cuando está aprendiendo a andar y se cae, no deja de andar o se preocupa por ello. Lo que hace es volver a levantarse e intentarlo de nuevo hasta que empieza a dominar la destreza de andar. Así es como se gestiona el error.