Gestionar el conflicto

 

Hay algo que, a los entrenadores, a los directivos o a un coach que trabaja con un equipo le preocupa cuando se inicia en su profesión, y esto es el cómo gestionar el conflicto dentro del equipo.

El primer punto importante para gestionar adecuadamente un conflicto es comprender que si existe no es por culpa de nadie, ni personalizar en ningún miembro del equipo. Lo que hay que presuponer es que probablemente ha habido algún problema de comunicación.

Por tanto, lo primero que tiene que hacer un entrenador, un directivo o un coach es generar un entorno en el cual la comunicación entre todas las partes sea fluida, y que se centren en los hechos objetivos y no en las opiniones.

Cuando los miembros del equipo son capaces de estar en un estado de escucha y no están a la defensiva o pensando en su punto de vista, posición u opiniones la cosa cambia.

Otro factor clave es centrarse en los puntos que unen al equipo y no en los que los separan. Es muy frecuente cuando surge un conflicto que las partes empiecen a recordar viejos enfrentamientos o las cosas que no les gustan del otro, e incluso que se distancien unos de otros. Pero aquí es cuando tiene que aflorar el espíritu de equipo y volver o recordar lo que les une, sus objetivos comunes y los valores que les sustentan. Teniendo lo anterior será mucho más sencillo resolver aquello en lo que no se ponen de acuerdo.

El coach o en entrenador estarán muy pendientes de cambiar la energía del equipo en los conflictos cuando haya un juicio de una persona o un grupo. Para ello, invitará a la persona o al grupo a formular dicho juicio de otra manera. Haciéndolo de esta forma se pone al descubierto el juicio y se plantea la pregunta de manera diferente.

Una de las claves es que el entrenador, el líder o el coach tiene que ser capaz de primero controlar su estado, siendo consciente de él, y luego ser capaz de tomar consciencia y cambiar el propio estado del equipo. Es evidente que pueden aparecer inseguridades en la posibilidad o en la incapacidad de conseguir los retos o las metas. Pero hay que superar este sentimiento y darle la vuelta al propio estado y al del equipo.

Pero lo más importante es que el equipo tenga una misión, un objetivo común por el cual luchar cada día. Con la paciencia y confiando en el equipo aparecerán los recursos y las capacidades del equipo y gestionar conflictos será más fácil y una etapa más en la formación del equipo para conseguir el alto rendimiento.