Fosbury y las Olimpiadas

 

Siempre que se habla de hitos en el deporte nos vienen a la mente imágenes como las de Fosbury y las Olimpiadas. ¿Por qué? Porque además de conseguir una medalla olímpica lo hizo de una forma diferente hasta la fecha y a partir de ahí los saltadores empezaron a imitar su estilo.

Dick Fosbury era un saltador de altura de los Estados Unidos que participó en los Juegos Olímpicos de Mexico 68 ganando la medalla de oro. Pero por lo que se hizo popular y por lo que se habla todavía hoy fue por utilizar una nueva técnica que revolucionó el salto de altura.

Hasta ese momento únicamente se utilizaba las técnicas de salto hacia delante como el rodillo ventral, el rodillo occidental o el estilo tijera. Incluso para la caída del atleta se ponía un poco de tierra para amortiguar el golpe. Actualmente se pone una colchoneta gruesa para que caigan los saltadores sin sufrir golpes traumáticos en la espalda.

Pero de repente, apareció una persona que revolucionó la disciplina deportiva del salto de altura. Fosbury, que ya había ganado el campeonato universitario en Estados Unidos con esta técnica, saltó de espaldas al listón con una carrera curva. El salto era más eficaz, y tenía explicación científica ya que biomecánicamente el centro de gravedad del deportista era menor con respecto al listón con lo que se ganaba altura.

Cuando Fosbury comenzó a saltar así la gente se reía de él y no aceptaban el cambio de estilo. Pero él creyó en lo que hacía y obtuvo sus frutos, incluso más de los que esperaba. Dick no era el mejor ni el más potente de los saltadores, y su objetivo en las Olimpiadas de México 68 era quedar entre los cinco primeros. Sin embargo, gracias a su técnica se proclamó campeón olímpico contra todo pronóstico. Incluso él fue el primer sorprendido. En una entrevista dijo: “Me retiro. Mi objetivo era quedar entre los cinco primeros. No estoy preparado para el triunfo y me voy”.

Dejó un legado que llega hasta nuestros días. Y no solo porque los saltadores utilizan cincuenta años después su mismo estilo, sino porque rompió un paradigma y cambió lo establecido en su época.

Cuando una persona es capaz de retarse a sí mismo y a los demás, se atreve a ponerlo en práctica, incluso sabiendo que va a haber detractores y personas en contra, se merece todo el respeto del mundo. Y si encima obtiene éxito, hace callar a todos y empiezan a hacer lo que antes criticaban.

Fosbury y las Olimpiadas siempre tendrán un recuerdo en la mente colectiva del deporte.