El deporte no es solo deporte. Para mí siempre ha sido una escuela de vida. Muchas personas lo ven como un simple entretenimiento, otras como algo saludable, otras como algo que te da éxito y prestigio, otras como algo que te realiza como persona, otras ven el deporte como puro arte, otras sienten que practicándolo cumplen con su vocación o propósito vital.

Sea como fuere, lo que a mí siempre me asombra son los aprendizajes y valores que puedes aprender del deporte que es una escuela de vida.

Hace poco escribía con motivo de la clasificación de la selección femenina de fútbol para la final del mundial diciendo que me daba igual el resultado. Que la mera clasificación para dicha final y ser un ejemplo, un modelo a seguir y servir de fuente de inspiración a las jóvenes que vienen era el verdadero éxito y mucho más grande que obtener una medalla.

Lo que tampoco sabíamos era que una de las protagonistas de la selección española, Olga Carmona, se iba a convertir en doble protagonista: marcando el gol que daba el título campeonas del mundo y enterándose posteriormente del fallecimiento de su padre. Mi más sentido pésame a Olga y su familia. Como ella dijo ese día fue el mejor y el peor día de su vida.

Personalmente me ha hecho reflexionar sobre a qué damos más importancia en nuestras vidas. Creemos que tenemos la felicidad y la gloria cuando conseguimos un gran éxito deportivo, pero no nos damos cuenta que en verdadero éxito es estar vivos pudiendo compartir lo mejor de nosotros mismos con nuestros seres queridos y las personas más cercanas.

Es evidente que hay que celebrar y ponerse contentos por estos grandes éxitos, pero también hay que relativizarlos, tanto cuando se gana, como cuando se pierde. Un gran deportista, también campeón del mundo, me decía una vez que tanto cuando ganaba como cuando perdía, al llegar a casa y ver a sus hijos se daba cuenta de lo afortunado que era y que rápidamente se olvidaba de si había jugado mal o bien.

Cuando un hijo llama a su padre o a su madre y este le contesta que no puede atenderle porque está trabajando o haciendo algo importante, debería rebobinar y dejar rápidamente lo que está haciendo para jugar con él o ella o atender sus necesidades. La vida es demasiado corta para no distinguir lo realmente importante.

El deporte es una escuela de vida. Aprendamos de cada lección y disfrutemos del camino.