Ayer hablaba con un deportista de cuál era el verdadero objetivo en el deporte. El deportista, siendo joven, tenía muy integrado que lo único que importaba era el resultado, que lo que buscaba en cada partido o competición era ganar. No veía nada más que no fuese la victoria.

Yo le pregunté que, si pensaba que había alguna cosa más, algo incluso más importante que el propio triunfo. Y me dijo que no había más.

Le puse el ejemplo del fruto y el árbol. Le comenté que de lo que estábamos hablando se parecía mucho a un ejemplo que ocurre en la naturaleza: cuando plantamos un árbol, no tienes que preocuparte del fruto (resultado), sino que te tienes que ocupar de las semillas y las raíces para que el árbol crezca. Tienes que regar, cuidar y abonar el árbol. Y después de un largo proceso (en ocasiones de años), llega el resultado, llegan los frutos.

Cuando se lo contaba veía como su cara iba cambiando la expresión. Entendió que evidentemente en el deporte todos quieren ganar y es un objetivo claro y concreto. Pero el verdadero objetivo es otro. El verdadero objetivo es en primer lugar trabajar todos los días con gran pasión y dando lo mejor de ti mismo. Cuando un deportista da su 100%, no se le puede pedir más. Y esto se logra cultivando una actitud mental positiva.

Si un deportista es capaz de plantar en su cabeza pensamientos positivos y útiles en cada entrenamiento, en cada partido y en su vida diaria, la película cambia. Y cambia todo porque su estado de ánimo no va a depender de un resultado positivo o negativo.

Cuando el deportista se centra en su trabajo y en dar el 100%, no se viene abajo cuando pierde, ni se viene muy arriba cuando tiene grandes éxitos. Está siempre equilibrado porque no le nubla el propio resultado y se centra en seguir trabajando para conseguir el verdadero objetivo.

Por tanto, el verdadero objetivo es conseguir que el deportista tenga pasión por lo que hace, tenga una fortaleza mental, más allá del propio resultado, y sea capaz de mantener en el tiempo una ética del trabajo y del esfuerzo que le llevará indudablemente hacia el resultado esperado.

La vida y el deporte no son casualidad, son causalidad. Si profundizas en las claves del éxito te darás cuenta que el equilibrio mental, el trabajo diario y dar tu 100% son fundamentales para tu crecimiento y tu rendimiento.