El deporte es arte. Si leemos la definición de arte encontramos que es la “Capacidad, habilidad para hacer algo”. Profundizando un poco más en la definición, arte es “cualquier actividad o producto realizado con una finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones y, en general, una visión del mundo, a través de diversos recursos”.

Y esta última definición nos aproxima a lo que sienten muchas personas hacia el deporte. Es evidente que habrá gente que diga que el deporte no es arte. Que el deporte es un negocio que mueve millones de personas y dinero, o que es un “arte menor”, comparado con la pintura, la poesía, la danza o la música.

Pero desde mi humilde opinión, considero al deporte, al deporte puro y verdadero, como arte. El deporte transmite como cualquier otra actividad artística un mensaje, comunica emociones, formas de ver la vida. El deporte transmite sentimientos: cuando ves a un deportista que se esfuerza y da su cien por cien, cuando actúan haciendo cosas fuera de lo normal, cuando ves que un equipo funciona como un reloj suizo y trabajan juntos para conseguir resultados extraordinarios, se está trascendiendo el deporte y nos envía un mensaje directo al corazón.

Es algo que va más allá de un resultado o de una simple actuación. Y es algo que forma parte de nuestra cultura y de nuestra sociedad. Como decía Pablo Picasso: “Arte es vida, vida es arte”. Por tanto, el deporte es arte. Y como decía Friedrich Nietzsche: “Sin arte la vida sería un error”. Por eso creo que la vida sin deporte sería también un error…por lo menos para mí.

Desde hace muchos años he dejado de ver el deporte de forma mecánica, donde los deportistas corren saltan, lanzan para ser más rápido, más alto o más fuerte (Citius, altius, fortius: lema que ha utilizado los Juegos Olímpicos modernos desde su creación hasta nuestros días, procedente del colegio francés de Arceuil). Ahora cuando veo deporte, veo arte en movimiento. Ya no solo cuando los deportistas muestran sus grandes dotes técnicas, sino lo que hay detrás del propio deporte: millones de historias que inspiran a niños y a grande de la misma forma, emociones y pasiones que transmiten los deportistas, los aficionados o espectadores, o los propios medios de comunicación.

El deporte es arte, un arte que trasmite ideas, emociones y sentimientos. Algo que disfrutar y saborear como un buen menú gastronómico.