El otro día hacía una sesión de coaching con un deportista profesional. Empezamos charlando de lo importante que era: Disfrutar aprender y cambiar. Después le pregunté en qué lugar del tiempo se podían hacer las tres cosas. Al principio estaba perdido, pero rápido comprendió la pregunta y dio su respuesta: “En el presente. En el presente es en el único lugar donde se puede disfrutar, aprender y cambiar”.

Yo le añadí: “Cuando vivimos en el pasado, se puede encontrar algún aprendizaje, se puede incluso tener recuerdos positivos, pero lo que no puedes hacer es cambiar ya nada, no puedes volver atrás en el tiempo y modificar lo que ha sucedido. Si vives en el pasado continuamente te puede quedar anclado en los recuerdos, en la nostalgia, y dejar de vivir. Cuando piensas en el futuro, no puedes todavía cambiarlo porque no ha llegado, no puedes aprender nada porque todavía no lo has experimentado, ni tampoco puedes disfrutarlo ya que no lo has vivido”. Por tanto, no es que no tengamos que tener planes, metas u objetivos a corto, medio o largo plazo. Es interesante hacerlo porque estos objetivos serán como faros que van a guiarnos por el camino de la vida. Pero no hay que caer en la trampa de dejar de vivir el presente y obsesionarse o preocuparse en exceso por el futuro.

Por tanto, como decía el deportista, únicamente en el presente es donde tenemos todo: Disfrutar aprender y cambiar. Puedes disfrutar de lo que estás haciendo en este momento, si lo vives como algo con significado. Puedes aprender porque lo estás haciendo o viviendo en este mismo momento y lo tienes fresco en la memoria al tener un feedback inmediato. Y puedes cambiar porque el presente es continuo cambio. Cada acción, cada decisión que tomamos en el presente la podemos modificar sobre la propia marcha.

Sé que es complicado en ocasiones poder centrarse en el presente, ya que la angustia por el futuro o la carga del pasado está siempre rondando en la cabeza. Pero si quieres disfrutar, aprender y cambiar, únicamente lo vas a poder hacer en el presente. Agradece cuando te levantes por la mañana por el día que se te regala, muestra afecto y cariño por el que tienes al lado y ayúdate a ti mismo y a los que tienes a tu alrededor. Verás como la visión de la vida cambia.