Cuando hablamos de la importancia de la diligencia en el mundo del deporte, no todos entienden exactamente a qué nos referimos. Pero vamos a explicarlo. En primer lugar, como dice el entrenador John Wooden, la diligencia tiene dos componentes: el trabajo y el planteamiento.

No hay nada más básico para obtener éxito en la vida y en el deporte que el trabajo duro. He tenido deportistas que, con grandísimo talento, creyeron que no les hacía falta nada más, pero al final se dieron cuenta que el trabajo diario y la constancia eran el primer ingrediente para llegar a buen puerto. Es típico en jugadores jóvenes pensar que no hace falta más que ser bueno en tu deporte. Pero si no te cuidas, si no descansas, si no trabajas, tienes los días contados.

Además, este trabajo duro tiene que tener únicamente una referencia, y eres tú. Trabaja centrándote en ti, y no comparándote con los demás. Solo puedes controlar lo que depende de ti.

La diligencia tiene otro componente y es el planteamiento, la planificación. Cuando tienes claro lo que quieres y pones voluntad en ello, añadiendo la planificación te multiplica tus opciones de éxito en el deporte y en la vida. De nada sirve trabajar sin descanso si no te enfocas correctamente y si no eres eficiente en dicho trabajo.

La combinación de ambas cosas: trabajo y planificación es lo que nos va a dar la diligencia. Un plan a la medida de un deportista o un equipo hace que las cosas funcionen desde el primer momento.

Hay entrenadores que me dicen que no les gusta planificar o fijar objetivos a principio de la temporada porque puede que estos no se cumplan. Desde mi humilde opinión, creo que están equivocados. Cuando un entrenador piensa esto es porque piensa que si no lo consigue es un fracasado y lo evita. Pero es mejor plantear un objetivo a principio de temporada y si más adelante no se puede cumplir cambiar de objetivo que no tenerlo. Puede también pasar que el objetivo se quede corto. Si es así, hacemos lo mismo: cambiar de objetivo y buscar algo más retador que lo propuesto.

Cuando un jugador tiene planificada su temporada, sus entrenamientos y sus objetivos de forma cuidadosa, su foco se hace más preciso y de esta manera es más sencillo que los resultados lleguen.

Por tanto, ten claro que la diligencia es: trabajo y planteamiento.