El otro día hablaba con un familiar y me comentaba que iba a toda prisa todos los días. No le daba tiempo a comer porque se le acumulaba el trabajo y cuando terminaba, salía de nuevo raudo y veloz a por sus hijos al colegio o las actividades extraescolares.

Pero no es el único. Un amigo me llamó por teléfono y le pregunté qué tal le iba la vida. Me relató lo mismo que mi familiar. Que no le daba tiempo a nada y que iba a toda prisa.

Fui a la universidad y una alumna llegó agobiada a clase. Nos dijo que no podía más, que tenía que estudiar, trabajar y entrenar y que iba como loca de un lugar a otro.

Este no era el último caso del día. Un deportista con el que trabajo me volvió a narrar una historia parecida. Iba a toda prisa porque tenía muchas obligaciones: entrenamientos, familia, patrocinadores, representante, fisioterapeuta, nutricionista, entrenador personal.

En un día observé cuatro casos donde las personas, fuesen deportistas o no, vivían agobiadas y nos les daba el tiempo para vivir.

Comentándolo con una persona muy inteligente me dijo que era normal que estas personas se sintiesen así. Pocas veces nos paramos para simplemente pasear, contemplar un amanecer, o simplemente para quedar con unos amigos para tomar un café o hacer algo que te gusta.

Parece que si no estás produciendo no vale la pena o no es importante. Y, aunque es fundamental aprovechar el día y sacar las cosas adelante, es cierto que en la mayoría de los casos lo prioritario es producir y si puede ser la mayor cantidad del tiempo del día mejor.

Se nos ha olvidado que somos algo más que nuestro trabajo o profesión. Dedicamos mucho tiempo para hacer cosas (y si son productivas mejor), y se nos ha olvidado el tiempo para ser. Sobre todo, tiempo para ser felices y hacer felices a los demás.

Cuando dedicas un día o una tarde a tus seres queridos (familia, amigos), disfrutas y haces disfrutar a los demás.

En el deporte ocurre algo parecido. Es evidente que hay que dedicar tiempo y esfuerzo a tu deporte, pero sin caer en la obsesión. No por entrenar más horas vas a salir campeón. En ciertos momentos en más productivo descansar o relajarse que seguir trabajando.

Si vives tu vida a toda prisa ni vas a rendir más, ni vas a disfrutar más.