Disfrutar o sufrir

 

Siempre que un deportista o una persona de la calle tiene que hacer algo, puede elegir entre disfrutar o sufrir, entre estar de buen humor o de mal humor, entre ver el lado bueno de las cosas o el lado malo. Todo depende del punto de vista o la forma de afrontar las cosas.

El otro día hablando con un deportista con el que trabajo que ha conseguido grandes logros a nivel internacional me comentaba que la diferencia radicaba en cómo se afrontaba la competición, es decir, la manera en cómo te tomabas las victorias, los fracasos, los aciertos o los errores. Por tanto, de lo que estamos hablando es de la actitud.

La actitud ante la vida y ante el deporte determina en muchas de las ocasiones el rendimiento y el resultado.

Cuando un deportista tiene una mala actuación o un resultado adverso puede hundirse, pensar en que todo va mal, en que no va a remontar el vuelo. También puede analizar qué es lo que ha hecho mal, qué es lo que ha hecho bien, y en función de eso trabajar para su mejora con una actitud positiva y con motivación.

En otras ocasiones, el deportista puede conseguir resultados positivos y tener una actitud contraproducente ya que puede creer que está ya todo hecho, que no tiene que seguir trabajando o mejorando. O incluso puede obtener éxitos notables y no disfrutar de ellos por la presión y la actitud que tiene consigo mismo y con la competición. Si después de una victoria el deportista tiene equilibrio y sabe que esa victoria no es más que un paso más en el camino hacia la excelencia estará avanzando y creciendo personal y deportivamente.

El deportista del que os hablaba anteriormente me decía que antes cuando ganaba, no lo disfrutaba. Sufría muchísimo antes de la competición ya que se presionaba mucho, no dormía bien y no le apetecía ni relacionarse con sus seres queridos. Durante la competición tampoco había muchas diferencias, ya que también estaba preocupado y con mucha tensión.

Afortunadamente, pudo dar la vuelta a la situación y este sufrimiento cambiarlo por disfrute. Ahora, no solo es capaz de tener una vida normal y equilibrada antes de la competición, sino que está centrado e incluso disfruta de la competición, aunque se esté jugando cosas importantes.

La actitud es una de las claves para obtener rendimiento y resultados notables. No hay que olvidar que es la propia persona quien elige disfrutar o sufrir. Evidentemente se necesita trabajo mental y cambio de hábitos para llegar a dicha actitud.